viernes, diciembre 02, 2011

EXTREMEÑO LITERARIO

MANUEL ARIZA CATEDRÁTICO DE HISTORIA DE LA LENGUA EN LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA

Fue uno de los primeros profesores de la Universidad extremeña, que le acaba de publicar sus estudios sobre el habla de la región
MERCEDES BARRADO TIMÓN
 
Manuel Ariza, catedrático de Historia de la Lengua Española de la Universidad de Sevilla, fue profesor en Cáceres cuando la universidad extremeña daba sus primeros pasos. Trabajó aquí durante catorce años, entre 1975 y 1989. Esta semana se ha presentado en la capital cacereña, publicado por la UEx, su libro 'Estudios sobre el extremeño', que contiene artículos gestados en aquella época sobre la forma de hablar y escribir en Extremadura, ampliados y mejorados por investigaciones posteriores.

-Ha dicho en titulares que Gabriel y Galán se inventó el extremeño. ¿Qué es el extremeño, un dialecto, un invento, existe en realidad?

-Son dos cosas distintas. Gabriel y Galán -y no precisamente José Antonio, como ha dicho algún periódico, sino José María- se lo inventó en el sentido en que fue el primero que utilizó una lengua aparentemente dialectal o con elementos dialectales vulgares, que es lo que se suele llamar castúo. Pero el castúo es el extremeño literario, por decirlo de alguna manera y en ese sentido es un invento de Gabriel y Galán. El extremeño existe desde que existe Extremadura, no como región sino desde que se repobló a finales del siglo XII.

-¿Se pueden establecer los cimientos de lo que es ese extremeño?

-El extremeño es básicamente castellano con algunos elementos léxicos leoneses y con otros portugueses. Y solamente en el ángulo noroccidental, al norte del Tajo, es cuando son más acentuados los rasgos leoneses; por eso en esa zona, y causa reflejante puede ser Gabriel y Galán, es donde se estilan las vocales finales. Pero en el resto de Extremadura no. Y las aspiraciones, en su mayoría, son las mismas que hay en Castilla-La Mancha, Murcia y Andalucía. El único rasgo morfosintáctico de tipo leonés que sí se ha extendido por toda Extremadura es el sufijo '-ino'. Y después quedan arcaismos en la zona norte de Cáceres donde se dice, como en la zona leonesa o castellana, 'la mi madre' o 'la mi casa'. Son rasgos que irán desapareciendo, salvo que se utilicen como elementos de tipo expresivo.

Serradilla

-¿A qué se refería usted cuando ha destacado la gramática de Serradilla y el chinato?

-Hasta la Guerra Civil, en la zona norte de Cáceres había lugares que conservaban las viejas consonancias sonoras medievales. Antonio Salvador y yo hicimos encuestas por la zona hace veinte años y ni siquiera los viejos las usaban, aunque recordaban que se decían. Es el caso de 'jadel' por 'hacer'. Pero nadie hablaba eso, salvo en Serradilla, donde hasta los niños más chicos conservaban las viejas sonoras y decían, como ET, 'mi casssssa'. Pero el famoso chinato había desaparecido. Tenemos el testimonio de una viejecita a la que hice unos textos que publicó Diego Catalán. Y ya está. Lo que pasa es que ahora hay estos movimientos reivindicatorios de lo propio y en los periódicos de la zona a veces aparecen textos escritos en el viejo dialecto que ya nadie habla. Eso no es ni bueno ni malo, pero los muertos no se resucitan nada más que en los milagros. Y dentro de eso están un maestro y una licenciada que publicaron una gramática extremeña que es un auténtico disparate, aparte de ser un plagio de Navarro Tomás y Gaya. ¿Pero se vendió como rosquillas porque la gente compra las cosas del terruño!

-¿Qué valor da a reivindicaciones como las de Galicia sobre el habla de Eljas y de San Martín de Trevejo?

-Tontos hay en todas partes y hay gallegos que quieren buscar gallegos en todas partes. Lo primero que tenía que decir esta gente tan galleguista es que reivindican el portugués porque es un dialecto del gallego, porque lo es históricamente. Pero ¿quién le dice a un portugués que habla un dialecto del gallego! Lo que hay en Eljas no es una variedad del gallego, sino una mezcla peculiar entre el portugués y el extremeño, llena de arcaismos como quedan en esa zona. Se trata de las viejas palatales castellanas, que no las gallegas. Otra cosa es Olivenza: allí no hablan gallego, hablan portugués.

-¿Es usted partidario de la wikipedia extremeña?

-No sé lo que es. Esos intentos los hay en todas las comunidades autónomas, de un grupo de gente que confunde lo que es el castellano común con las variedades regionales. Intentar convertir una variedad regional en lengua de cultura o escrita me parece una aberración. Pero eso ocurre también en Andalucía, donde hay un grupo de gente que reivindica no que se hable andaluz, que es la realidad, sino que se escriba en andaluz. Pero, ¿de qué tipo: con ceceo, con seseo? Eso es suponer que toda Andalucía habla uniformemente. Y lo que hace esta gente es, lo mismo que el castúo, un invento sacado de la manga donde utilizan vulgarismos porque parece muy moderno. Pues bueno...

-¿Cómo sigue estudiando el extremeño desde su puesto de trabajo en Sevilla?

-Ahora llevo años sin hacer nada, pero lo último que hice fue estudiar a Chamizo porque me parecía que hacía falta un estudio sobre su lengua. Todavía tengo encuestas inéditas que hicimos Antonio Salvador y yo y que algún día tenemos que completar y sacarlas. Espero como agua de mayo que se publique el Atlas Lingüístico de Extremadura, que es una mina... Ya no dirijo tesis, aunque hasta hace poco dirigía tesis de viejos alumnos extremeños, pero participo en todo lo que me llaman de Extremadura, que es mi segunda casa.

-¿Y Chamizo no se inventó nada?

-Sigue a Gabriel y Galán eliminando algunas cosas que en Badajoz no se daban, como el cierre de las vocales finales. Pero, lo mismo que Gabriel y Galán, no recoge las aspiraciones de 's' o de 'j'. Y son fenómenos generales tanto en Cáceres como en Badajoz. Y en sus escritos las 'eses' están muy bien puestas. Es un extremeño aliviado, con vulgarismos, pero sintácticamente su fuente de inspiración es Gabriel y Galán.

-¿Le gusta Chamizo o sólo le considera un fenómeno a estudiar?

-Una de las cosas que me sorprendió de Extremadura es la admiración que tenían por Gabriel y Galán en Cáceres y por Chamizo en Badajoz y que los niños se sabían sus poesías de memoria. A mí no me parecía un buen poeta, pero yo no soy crítico literario. Lo dije el otro día. Me he dado cuenta de que los extremeños tienen mala conciencia y dicen que hablan muy mal. Pues no. Vosotros habláis muy bien extremeño, que es distinto de hablar un castellano fenomenal de Valladolid. Creo que eso es lo que explica que Chamizo y Gabriel y Galán se hayan convertido en mitos, porque los hablantes con mala conciencia argumentaban que el extremeño podía ser lengua literaria.